Mensaje del Director Espiritual

Mensaje del Director Espiritual

Muy queridos Hermanas y Hermanos:
¡Bienvenidos a esta página web de la Hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas!
Con gozo recibimos su visita en este portal que quisiera ser un foco de irradiación del amor, el cariño y la devoción a Jesucristo, en la querida advocación del Señor de los Milagros.
Son 354 años que nuestra querida ciudad de Lima recibió el regalo divino de la imagen que hoy conocemos con el nombre de Señor de los Milagros y veneramos como Patrón Jurado de nuestra ciudad. Regalo divino, pues en esa bendita imagen contemplamos un momento crucial de la historia de la salvación obrada por Dios a favor de nosotros los hombres: el sacrificio de Jesucristo en la Cruz.
Contemplar la imagen del Señor de los Milagros es elevarnos a considerar la grandeza, la profundidad y la hondura del amor de Dios por nosotros los hombres.
Al contemplar la imagen somos capturados por el Crucificado, el Hijo de Dios hecho hombre que derrama su Sangre para purificarnos del pecado, que se ofrece en sacrificio de amor. Contemplamos también la imagen tierna de Dios Padre, con el mundo en sus manos, aceptando el sacrificio amoroso del Hijo que consigue la redención a la humanidad. Contemplamos, entre el Padre y el Hijo encarnado, al Espíritu Santo, el Amor de ambos, en forma de paloma, fortaleciendo la humanidad de Jesucristo para realizar su ofrenda amorosa. Contemplar, pues, la imagen del Señor de los Milagros nos remite a Dios, al único Dios, al Dios Amor que es Padre, Hijo y Espíritu Santo que se nos da a conocer por medio del Hijo encarnado.
Pero también miramos a María, la Socia del Redentor, la Madre con el alma traspasada de dolor pero de pie junto a la cruz, sosteniendo con su confortadora presencia materna a su Hijo en el momento supremo del amor. Y no falta el creyente, el apóstol, el que nos representa a todos, llorando piadosamente ante el dolor amoroso del Señor y agradeciendo así el gesto del amor divino.
Que cada uno de nosotros ocupemos siempre ese lugar ante el Señor. Que sepamos ponernos de rodillas para venerar al Señor agradeciendo su amor redentor. Que sepamos llorar por nuestros pecados que se convierten en un desprecio a la Sangre Redentora del Señor. Pero que, sobre todo, al contemplar la imagen del Señor de los Milagros y contemplar el amor divino que nos ilumina, sepamos preguntarnos: ¿Qué voy a hacer por Cristo para agradecer ese amor suyo? Y qué bueno sería que le pidamos al Señor el milagro de amarlo de verdad, de amarlo sinceramente, como Él quiere ser amado; cumpliendo sus mandamientos, pareciéndonos  a Él en el amor al Padre y a los hermanos.
Que el Señor de los Milagros sea siempre para todos los que se acerquen a Él, también a través de esta página de nuestra Hermandad, la expresión del amor de Dios por nosotros y la devoción a Él sea un medio para expresar nuestro amor sincero y verdadero a Dios.
Que en esta página pueda Usted, hermano y hermana, saber algo más acerca del Señor de los Milagros y de nuestra Hermandad, pero que, sobre todo, aprenda Usted a amarle más y servirle mejor.
Eso pido para Usted.
                                   Su hermano en Cristo, el Señor de los Milagros.
 
                                                     P. Pedro Hidalgo Díaz
                                                         Director Espiritual